Abril se ha vuelto frío. Sin marcha blanca alguna el viento helado comienza adueñarse de nuestras manos, mejillas, cuellos...de nuestros suspiros, parpadeos y tal vez de nuestros pensamientos.
Me confunde el otoño, llega a asustarnos con un poquito de frío dándonos de esa manera una pizca de invierno. Sin embargo otros días maquiavelicamente nos regala un rayo de sol...sí, para rememorar tiempos pasados.
A pesar de que muchos se niegan a dejar partir al extinto verano (los he visto..gente que aún pasea en polera), no se puede negar que el frío nos va empujando a buscar el calor, donde sea. Así es, la parte linda, idílica y cliché de la estación, trayendo al consciente
escenas de aquellas: reposar sobre tu pecho, sentir la vida misma enseñándote a vivir. La calidez de tu piel teñida a segundos por las dudas que bajan hasta tus manos tímidas, avanzar un centímetro más he ahí el dilema. Entonces son mis manos en tu espalda intentado acortar las distancias e invitándote a recorrer la mía.
Y todo termina con un labio morado.
0 comentarios:
Publicar un comentario